Óscar Ibarra Cómplices

Por Óscar Ibarra
Director General de CÓMplices
Twitter: @COMplicesCOM

Después de escuchar varias barbaridades y disparates sobre servicios que se ofrecen en nuestro tan revuelto mercado asociado a la mercadotecnia y la publicidad, me vino a la memoria esta frase de un concierto de Nacha Guevara y Alberto Favero. Y aunque el contexto es diferente, se aplica perfectamente la contundente afirmación de que “hace de todo pero todo lo hace mal”.

Por la mañana tuvimos una conferencia con un empresa que ofrecía “llevar lo online a la vida offline” y ser “especialista en manejo de crisis” y que resultó ser una empresa de monitoreo de medios digitales con una plataforma como otras que existen en el mercado desde hace tiempo. Unas horas más tarde, recibimos a un equipo de “una agencia creativa digital” que empezó por vendernos que era una casa productora de comerciales y nos habló de renta de equipo para filmación y terminó explicándonos que era una empresa creadora y productora de eventos. Para rematar mi día, recibí un correo en el que un reconocido diario capitalino ofrecía sus servicios especializados en investigación de mercados, encuestas electorales, focus groups, pruebas de concepto y otros estudios muy concretos que siempre habían sido territorio de verdaderos especialistas.

Todo lo anterior sin contar lo que estamos viendo constantemente en el mercado de las supuestas agencias: especialistas en “posicionamiento online”, agencias digitales que ya son integrales, publirrelacionistas que ya hacen publicidad y agencias creativas que ya se dedican también a shopper marketing , todas ellas con resultados sorprendentes como el caso de éxito de una productora que le hizo el video de su planta industrial a una empresa y que fue la causa de que sus ventas crecieran 300 por ciento en un año… ¡Asombroso!

La industria se ha centrado tanto en el tema de la espectacularidad creativa que parece que nos hemos olvidado de que la finalidad de las inversiones de marketing es vender más. No importa si lo haces a través de infomerciales para resultados exprés o a través de la construcción de marcas poderosas con visión de largo plazo, pero el objetivo nunca deja de ser crecer. Cuando se privilegia la ocurrencia sobre la relevancia, acabamos perdiendo la perspectiva y desinformando más a un mercado de clientes de por sí bastante mal informados, que con cada experiencia negativa se suman a los muchos empresarios que escuchamos decir “ya hice publicidad y no me funcionó”.

El modelo de la agencia de publicidad se ha ido diluyendo y hoy cualquier persona, medio, changarro o aventurero que quiere ordeñar un poco a la vaca, por lo menos mientras le dure, dice que es una agencia de publicidad y hace un poco más de daño a la industria. Si consideramos que uno de los grandes problemas de la industria es el poco crecimiento de la inversión publicitaria y la escasa o nula generación de nuevos anunciantes, esto abona a favor de seguir lastimando una industria minusvalorada, sobre regulada e incomprendida.

Estoy convencido de que mientras no haya más empresas como nosotros capaces de crear nuevos modelos de negocio que ofrezcan resultados concretos como respuesta a la inversión de los anunciantes, seguiremos en este mercado complicado y cada día más comoditizado.

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