Por Mariana López
Gerente de head hunting de Red Ring
Twitter: @mlr_ro

Existen valores que son regidos por una sociedad y tienen como finalidad hacer posible la convivencia entre los seres humanos de una manera más complaciente. Uno de esos valores -que pareciera poco importante y a veces inexistente pero que tiene un impacto severo en nuestras relaciones- es la puntualidad, ya que consigo lleva inmersos otros valores que se ven anulados por la falta de ésta como son la responsabilidad, el respeto, la disciplina, etcétera.

La falta de puntualidad habla por sí misma, de ahí se deduce con facilidad la escasa o nula organización de nuestro tiempo, la planeación en nuestras actividades y el respeto hacia los demás.

Pero si hablamos de la puntualidad englobando a toda una organización, ¿qué sucede cuando alguien llega a tiempo a su cita y la recepcionista no se encuentra en su lugar porque no ha llegado o quien acordó el horario se encuentra retrasado? Cómo bien lo mencioné, denota la escasez de otros valores y en esta ocasión los de una institución.

La empresa se verá afectada en diversas áreas ante los ojos de quien haya llegado a tiempo a la cita, por mencionar algunos:

o Profesionalismo: Llegar o estar a tiempo demostrará el cuidado en la imagen de la empresa para la cual trabajas dado que serás en ese momento quien la represente.

o Confianza: Existió desde el primer contacto con el citado y con la impuntualidad se perderá ya que darás a entender que no respetas el tiempo de los demás, lo que podría arruinar las posibilidades de concluir con el proyecto planeado.

o Credibilidad: Parecido a la anterior, ya no sólo es la palabra como persona, está en riesgo la credibilidad de toda una organización.

Cada institución buscará trasmitir aspectos positivos; sin embargo, al quitarle valor a la puntualidad restará el nivel de compromiso y responsabilidad ante las demás personas.

Ahora, todas las empresas, si no es que la mayoría, exigen cierta puntualidad con sus citados; si esto se exige, se deberá ser congruente al atender con la misma puntualidad que desde un inicio se impuso.

La impuntualidad no sólo afecta la vida social o el lugar de trabajo, sino también la imagen de una compañía y a las personas que están dentro de ella. Los líderes influirán en todo momento ya que si ellos llegan retrasados envían un mensaje claro de irresponsabilidad y desinterés a los empleados; en cambio, cuando los líderes son puntuales exhiben una ética de trabajo a la cual aspirar.

La puntualidad muchas veces se ha visto relacionada en temas de cultura, lo cual desde mi punto de vista es sólo un pretexto, ya que vivir con este valor logrará una vida más agradable para los demás, mejorará nuestro orden y, ya sea representando a una compañía o en la vida cotidiana, siempre dejará en claro el nivel de importancia, responsabilidad y respeto que tenemos ante los demás.

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