Óscar Ibarra Cómplices

Por Óscar Ibarra
Director General de COM Comunicación Integral
Twitter: @COMplicesCOM

Casualmente, en uno de los momentos en que se percibe mayor desánimo y un ambiente de incertidumbre económica en México por la incómoda presión de Donald Trump hacia nosotros, tuve la oportunidad de leer una breve síntesis de un pronóstico emitido por PricewaterhouseCoopers en el artículo de World Economic Forum titulado “A prediction: the world’s most powerful economies in 2030”.

En este pronóstico se señalan las economías del mundo que serán más poderosas en 2030, de las cuales a continuación copio las primeras diez (ver el link de arriba para conocer la base del cálculo que genera este ranking):

10. United Kingdom — $3.638 trillion

9. Mexico — $3.661 trillion

8. Brazil — $4.439 trillion

7. Germany — $4.707 trillion

6. Russia — $4.736 trillion

5. Indonesia — $5.424 trillion

4. Japan — $5.606 trillion

3. India — $19.511 trillion

2. United States — $23.475 trillion

1. China — $38.008 trillion

Lo relevante es que México no sólo sigue creciendo y ganando posiciones en el mundo, sino que se coloca entre las diez economías más poderosas del mundo.

¿Qué vamos a decir aquí dentro de nuestro país al respecto? “Jugamos como nunca y perdimos como siempre” no parece hacer sentido con la posición que nos pronostican.

Cada día es más evidente que tenemos que cambiar la forma en que nos relacionamos con nuestro país y cómo lo percibimos. Cuando hablamos del tema de construir marcas valiosas y deseadas, establecemos la prioridad de desarrollar relaciones basadas en emociones y sentimientos, que hagan que la marca sea percibida como una persona querida y cercana. Entonces, ¿por qué nuestro país parece tan lejano muchas veces? ¿Es la corrupción galopante con la que no queremos identificarnos y ser asociados? ¿Es la falta de confianza en el gobierno y su capacidad de sacar al país adelante? ¿Es el temor a las acciones que puedan ser ejercidas desde el extranjero?

En todos los estudios que he tenido oportunidad de leer encuentro la constante de que el mexicano -individuo- siente que tiene con qué salir adelante y dejar un mejor futuro a sus hijos. Pero siempre es el individuo, nunca la colectividad y nunca la mancuerna formada por la sociedad y su gobierno.

¿Y qué pasaría si empezamos a construir nuestra marca basada en esa unicidad de cada mexicano y mexicana, en esa decisión y esa seguridad de que puede salir adelante? ¿Qué tal si nos olvidamos de los plurales gobiernistas como “Defendamos nuestra identidad y nuestra soberanía” recordándonos una vez más nuestra historia de indígenas conquistados que 500 años después aún se resisten a aceptarlo? ¿Qué puede pasar si dejamos de arrastrar lo que alguna vez fue nuestra identidad y que seguramente no queremos que sea más? ¿Y si nos olvidamos por un momento de tener que cargar con los héroes que nos dieron patria? ¿Podemos crear una marca poderosa más allá de “Hecho en México”? ¿Podemos ser más que “Orgullosamente mexicanos” con un orgullo que quizá estamos lejos de sentir?

Habría que empezar a valorar conceptos como “Soy mexicano y puedo”, que aunque se parece a “Puedo porque soy mexicano” en realidad es totalmente diferente. ¿Podemos porque somos mexicanos, podemos a pesar de ello o podemos y además somos mexicanos?

¿Qué tal si empezamos a construir el concepto “Puedo. Y soy mexicano” basándonos en la capacidad auto-reconocida de la mayoría de nuestros ciudadanos tan cansados de discursos, engaños y patrioterismo barato? Darle sentido a México a partir de la capacidad de sus ciudadanos de salir adelante y de sacar adelante a sus hijos bien puede empezar a generar una cultura que termine por sacar adelante al país, aunque de manera involuntaria.

Yo puedo. Y soy mexicano. ¿Tú?

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