gestión de calidad

Ciudad de México.- Sin duda, la prevención y el hallazgo oportuno de fallas en la calidad de un producto es un tema relevante para la industria, ya que anticipa y previene la venta de productos en mal estado que pudieran poner en riesgo la seguridad de los consumidores.

Un proceso de calidad implica innumerables variables que deben estar bajo vigilancia exhaustiva a fin de asegurar que el producto final tiene las características esperadas; sin embargo, hay una serie de agentes ambientales y propios del producto que pueden afectarlo. El productor tiene la responsabilidad de prever riesgos y controlarlos a través de medidas específicas para evitar que su producto se comercialice con algún defecto o contaminante que ponga en riesgo la salud de sus consumidores.

Cuando un producto defectuoso o contaminado sale al mercado y se identifica de forma tardía, es necesario realizar un proceso de retiro. Realizar un retiro del mercado es muy costoso y riesgoso debido a que no asegura que se logren recolectar todos los productos que se encuentran en a la venta; además, en algunos casos, implica un mecanismo que involucra a intermediarios desde la producción hasta el punto de venta, sin mencionar el grave daño a la reputación de la marca y al riesgo al que han sido expuestos los usuarios o consumidores. Cuando estos productos son detectados por la autoridad y el retiro no es voluntario, el fabricante es acreedor a sanciones regulatorias y, en muchos casos, debe pagar indemnizaciones por los daños ocasionados al consumidor y a otras empresas.

Por ello, es indispensable controlar los procesos en toda la cadena productiva a través de Sistemas de Gestión de Calidad. María Antonieta Escobar, gerente de operaciones y desarrollo de Sprim México explicó: «A través de Sistemas de Gestión de Calidad, se realiza un análisis de cada una de las etapas involucradas en los procesos, se identifican cuáles son las variables que deben vigilarse y con qué frecuencia hay que medirlas para evitar riesgos de calidad o contaminación y establecer estrictos mecanismos de control tanto del proceso como del ambiente y personal involucrados, poniendo en marcha la mejora continua de la organización».

Detalló que cuando se trata de maquilas y marca propia, el proceso es aún más complejo porque el dueño de la marca es responsable directo de sus productos y, en consecuencia, debe asegurar que sus maquiladores cumplen con los estándares de calidad establecidos.

Cada empresa productora es la diseñadora de su Sistema de Gestión de Calidad; sin embargo, es conveniente la participación y perspectiva de un organismo externo especializado en ello, el cual, al no estar involucrado en el proceso, puede analizar objetivamente la efectividad de los controles establecidos.

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