Por Abismael Reséndiz
Director nacional de Prepa Tecmilenio
Conocer y orientar bien a nuestros hijos adolescentes que desean entrar a la preparatoria puede ser la diferencia entre que concluyan la educación media superior o no, sobre todo en esta época de incertidumbre, cambios, modalidades híbridas y nuevos modelos de enseñanza.
Según datos del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), cada día, cerca de 3,500 jóvenes abandonan la preparatoria y entre las principales razones está no haber elegido la institución correcta para ellos.
Y es que nadie como los padres conoce mejor a los hijos: sus habilidades, sus puntos flacos, su personalidad y potencial. Sin embargo, a estas alturas, no se pueden tomar decisiones de manera unilateral por ellos. Hay que permitirles expresar sus opiniones con libertad, escuchar con atención y fungir como guía en la toma de decisiones complejas.
Por ello, elegir una institución adecuada puede ser un punto de inflexión en su vida y determina si realizan estudios universitarios o desertan ante modelos académicos que ya no son los idóneos en esta época donde las tecnologías de la información han transformado todos los rubros de nuestra vida, incluyendo la manera en qué aprendemos y lo que realmente necesitamos aprender en un mundo donde la información está a un click de distancia.
Aspectos que debes considerar para elegir la mejor prepa para tu hijo
A continuación, comparto algunas recomendaciones útiles para que, además del factor académico, los padres de familia consideren el bienestar emocional, el ambiente adecuado y un ecosistema que contribuya a que sus hijos encuentren en esta etapa su propósito de vida hacia el futuro profesional y laboral.
En primer lugar, es fundamental conocer su personalidad y escuchar sobre sus gustos e intereses en lugar de imponer las expectativas de los padres. Es a ellos a quienes les tocará estar tres años de su vida en la escuela, en una época donde empiezan a forjar el propósito de vida, sus perspectivas futuras, sus redes de apoyo e incluso sus círculos sociales.
Los padres deben promover las fortalezas únicas de cada hijo, sin compararlos con hermanos o conocidos. Exponerlos a comparaciones puede alterar las aspiraciones y metas personales del joven y, por lo tanto, no se puede esperar que cumpla los estándares de otros, ni siquiera los de sus progenitores.
Paralelamente, los padres pueden analizar distintas instituciones educativas para comparar y evaluar los beneficios y el valor agregado de cada una, sin olvidar considerar un modelo que los ayude a encontrar su vocación y bienestar. Entre más opciones se tengan, más tranquilidad habrá cuando se tome la decisión correcta.
Asimismo, es indispensable considerar a nuestros hijos no sólo como piezas de un ensamblaje educativo al que deben insertarse, sino también como un espacio de desarrollo personal y bienestar emocional. La preparatoria que elijan debe incentivar su autoconocimiento y motivarlos en la toma de decisiones de la carrera profesional basada en su propósito de vida y vocación.
Finalmente, si está en nuestras posibilidades, resulta fructífero promover la interculturalidad por medio de viajes nacionales e internacionales con la oportunidad de experimentar otras culturas durante su formación académica. Es decir, complementar la formación académica con experiencias, actividades y planes donde los jóvenes se empiezan a relacionar e interactuar con diferentes grupos de culturas locales o extranjeras.
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