qué deben saber los niños sobre el dinero

Por Carmen Salas Torrero
Managing editor para CentSai México, US-Latin & Latam

Hace poco, mi hija de 10 años llegó a casa entusiasmada por un proyecto escolar. “Tenemos que recortar círculos de colores, pegarlos en una hoja y escribir en ellos lo que queremos tener en nuestra vida”. El truco del proyecto estaba en el tamaño de los círculos: pequeños para lo menos importante, medianos para las cosas más o menos importantes y muy grandes para todo aquello sumamente importante.

Su trabajo era fantástico: pegó en una hoja una sucesión de pequeños círculos de colores con palabras como “viajar”, “casa”, “coche”, “salud” y “novio”; había algunos círculos un poco más grandes para conceptos como “buena comida”, “ropa”, “universidad” y “dinero”; y un círculo muy grande donde se leía con letras grandes “mi familia”.

Días más tarde, la maestra nos envió la foto del precioso mural de colores que formaron con todos los trabajos y que tenía por título “Los objetivos de mi vida”. Noté que en los ejercicios de otros niños, por ejemplo, el círculo del dinero era el más grande y abarcaba todo el espacio, mientras que en otros trabajos “coche” y “boda” llenaban toda la hoja.

Para mí fue claro que, más que el mapa de su plan de vida, aquellas hojas de colores eran el reflejo de lo que los niños vivían diariamente en casa. A menudo olvidamos eso: que los niños aprenden lo que ven.

Es una realidad que la educación financiera debe comenzar a una edad temprana. Pero cometemos el error de suponer que los niños no son capaces de educarse financieramente porque no entienden qué es una hipoteca. Y esto no es así.

Por suerte, no tenemos que empezar explicando conceptos tan duros y técnicos; podemos, en cambio, comenzar con un concepto más sencillo: que la vida financiera, antes que nada, es vida y está presente en lo que hacemos todos los días. Es el camino que recorremos para cumplir nuestras metas.

Es por eso que quiero compartir 3 ideas sencillas que me guían cada día para darle a mi hija una visión completa sobre la importancia del dinero y el bienestar financiero:

1. El dinero es la energía que nos impulsa hacia lo que más anhelamos

Como mencioné anteriormente, pronto me di cuenta de que las figuras reflejaban lo que cada niño vivía en su casa. Quienes pusieron el dinero en posiciones destacadas lo hicieron porque ese es el valor más importante en sus familias.

¡Y faltaría más! En cada familia educamos desde nuestros valores y creencias. Pero mi teoría es que si les mostramos a nuestros hijos que el dinero, más que un objetivo en sí mismo, es la energía que nos impulsará para conseguir lo que queremos, les ofrecemos un espacio infinito de realización personal donde todo lo que construyan podrá mantenerse y generar bienestar gracias a la estructura de unas finanzas personales sólidas.

2. El autoestima es el primer valor financiero

Tú eres el mayor activo de tu vida. Saber que somos valiosos, sentir que merecemos lo mejor, buscarlo, vivir, no desde la carencia, sino desde la alegría de aprender y tener logros, es la primera condición para construir el bienestar financiero. Un niño con un autoestima fuerte sabrán que es capaz de cualquier cosa, trazará metas y hará un plan para cumplirlas. Y meta a meta, logrará encontrar un propósito que no solo le dará una forma de ganarse la vida sino que, sobre todo, será una fuente inagotable de realización personal.

También aprenderá a trabajar en equipo, a esforzarse y a ser disciplinado porque, más que esfuerzo y disciplina, trabajar y estudiar se convierten en una diversión.

Todas estas son habilidades que los niños necesitarán para tener éxito en la arena profesional y para construir su prosperidad económica. Pero sobre todo, son habilidades que les ayudarán a ser felices en todos los aspectos de sus vidas.

3. El éxito está hecho de una cadena de fracasos

En general, nuestra sociedad tiene poca tolerancia al fracaso. Lo vemos en todas partes: en la escuela, en el trabajo, en las universidades, en las instituciones, en los gobiernos, en las empresas y hasta en nuestras casas. No lo toleramos, señalamos al que se equivoca y quien comete errores pierde apoyo y credibilidad.

Un niño que se equivoca y al que los adultos reprenden no dejará de creer en los adultos, dejará de creer en sí mismo. En el error, crecemos; en el fracaso, innovamos.

Echa un vistazo a la historia de las grandes innovaciones y verás cómo todas ellas son el resultado de una larga sucesión de fracasos.

Por eso, deja que tu hijo se equivoque. Permítele cometer errores, que se ensucie, que falle y vuelva a comenzar. Que se haga fuerte ante la frustración y ante el desánimo. Que aprenda de sus fallos, saque conclusiones y lo vuelva a intentar. Que no se rinda nunca. Y que cuando flaquee, te encuentre allí para apoyarlo, darle un beso y animarlo a seguir adelante.

“El éxito -decía Churchill- es la capacidad de ir de error en error sin perder el entusiasmo”.

Bonus track: Una última idea de regalo: “…la riqueza no vendrá en grandes oleadas. Vendrá en forma de pequeños lujos que no cualquiera puede darse como tener tiempo para salir a comer con amigos o un fin de semana para disfrutarlo haciendo lo que más quieres”. Patrick Graham.

El tiempo es el verdadero lujo.

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