Por Rodrigo Avendaño
CEO de AARCO
Los terremotos, esos fenómenos naturales impredecibles que en cuestión de segundos pueden devastar ciudades enteras, representan una amenaza constante para muchas regiones del mundo. En América Latina, particularmente en México, así como en zonas de Asia y el oeste de Estados Unidos, la actividad sísmica es una realidad ineludible. En este contexto, contar con una póliza de hogar que tenga cobertura contra terremotos no solo es una decisión financiera inteligente, sino una responsabilidad tanto personal como comunitaria.
A pesar de los riesgos evidentes, México presenta una alarmantemente baja cobertura de seguros ante terremotos. Según datos de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), menos del 7% de los inmuebles en el país están asegurados contra daños ocasionados por desastres naturales. Esta cifra contrasta con la alta frecuencia y el potencial destructivo de los sismos en regiones como la Ciudad de México, Oaxaca, Jalisco, Guerrero y el Estado de México, que concentran la mayoría de los reportes de siniestros.
Los eventos sísmicos históricos, como los devastadores terremotos de 1985 y 2017, son recordatorios contundentes de la magnitud de las pérdidas económicas y humanas que pueden acarrear. Tan solo el terremoto de 2017 dejó daños estimados en más de 61 mil millones de pesos, afectando miles de viviendas, oficinas y edificios industriales. A pesar de los esfuerzos del gobierno para ofrecer apoyo a los damnificados, muchas personas no han logrado recuperar su patrimonio por completo.
La importancia de contar con una póliza adecuada contra terremotos u otros desastres naturales
Aunque los créditos hipotecarios suelen incluir un seguro, este solo cubre la deuda con el banco, no los daños a la propiedad en sí. Esto deja a muchas personas vulnerables ante una posible pérdida total de su hogar o negocio.
A siete años del terremoto de 2017, el 70% de las viviendas afectadas han sido reconstruidas, mientras que quienes tenían un seguro privado pudieron recuperar su inversión en menos de cinco años.
A menudo, el seguro se percibe como un gasto innecesario o postergable, especialmente
cuando los terremotos son vistos como eventos lejanos e improbables. Sin embargo, el
costo de no estar asegurado puede ser devastador, desde la pérdida total del hogar hasta el endeudamiento prolongado para reconstruirlo.
Cabe señalar que mientras las pólizas de seguros para automóviles equivalen aproximadamente el 4% del valor del vehículo, las pólizas para inmuebles representan solo el 1% del valor de la propiedad.
El verdadero valor de la póliza de hogar con cobertura contra terremotos reside en la
protección que ofrece. Los desastres naturales no discriminan y sus efectos pueden ser
catastróficos para cualquier individuo o empresa. La falta de una cobertura adecuada
puede significar la ruina financiera, mientras que un seguro brinda un salvavidas crucial
para enfrentar las secuelas y acelerar la recuperación.
En un mundo cada vez más expuesto a desastres naturales, asesorarse con un agente de
seguros y elegir la cobertura adecuada es una decisión necesaria e inteligente para cuidar
tu patrimonio.
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