Por Óscar Ibarra
Director General de CÓMplices
Twitter: @COMplicesCOM
Hace una semana tuve el privilegio de pasar unos días maravillosos en el sur de Alemania. Para ser más preciso, en un pequeño pueblo llamado Tübingen, sede la la universidad que lleva el mismo nombre y que fue fundada muchos años antes de que Colón descubriera América. Hoy es sede también del reconocido Instituto Max Planck donde se realizan investigaciones de enorme relevancia para la humanidad. Está en medio de una enorme zona boscosa vecina de la Selva Negra, al cual muchos calificarían como un lugar en medio de ningún lado por su pequeñísimo tamaño.
Estuve cinco días ahí recorriendo tiendas, restaurantes, pueblos cercanos y curioseando. Viajé en autobús, en tren y en metro, y tenía una sensación extraña todo el tiempo hasta que descubrí que lo que la causaba era la ausencia de policías y, por supuesto, de fuerzas federales, ejército y Marina… hasta me sentía un poco indefenso ante lo que pudiera pasar. Pero no pasó nada. Y tengo claro que no fue por suerte. Fue porque es un país que funciona con conceptos y valores de ciudadanía profundamente arraigados que hacen de sus habitantes personas íntegras de las que todo el mundo sabe qué esperar.
Pero regreso a mi querido México y me encuentro con una campaña publicitaria del Gobierno de la República que parece haber sido planeada y ejecutada por el mismísimo Donald Trump. Un tremendo berrinche de nuestras más altas autoridades porque algunos pilotos de líneas aéreas comerciales han estado mencionando en sus vuelos que los retrasos y demoras se deben a interferencias causadas por maniobras del avión presidencial. ¡Wow!
¿En serio?
No cabe duda que no pierdo mi capacidad de asombro y una vez más me sorprende la incapacidad de los responsables de comunicación de la Presidencia de México. ¿De verdad el presidente tiene que salir a defenderse de unos chicos malos que dicen cosas de él? ¿Era necesario amplificar una noticia tremendamente banal de la que muchos ni siquiera nos habíamos enterado? ¿Tenían que gastarse una vez más la cifra que hayan gastado en esta absurda campaña derivada de un evidente berrinche?
Parecería que Trump elaboró el copy de la campaña con su exaltada expresión, con letras grandes y en bold , “Eso es falso” y que se le escapó de Twitter. Pero creo que no. Imagino a un sesudo equipo de especialistas en comunicación que cobran también de nuestros impuestos rompiéndose la cabeza para crear esta maravillosa campaña para poner a salvo el honor del presidente.
Me acuerdo de cuando era chico y vivía en Culiacán donde aprendí el famoso dicho que titula esta columna. En ese entonces teníamos menos de diez años de edad y nos sentíamos indefensos ante los malos, los robachicos y el coco. Parece que nuestro presidente tiene a sus propios malosos que, por cierto, no son los narcos sino los pilotos. Qué manera de tirar nuestro dinero y qué pequeño se ve.
Yo no fui, fue Teté. O como dice la canción de Pedro Infante, “si te vienen a contar cositas malas de mí, manda a todos a volar y diles que yo no fui”.
Sigue a The markethink y entérate de los temas más actuales y sobresalientes de la industria