Por Carlos Perea
Vicepresidente de ventas para Latinoamérica de Extreme Networks

«La tecnología no se refiere a las herramientas, sino a la forma en que el hombre hace las cosas», Peter Drucker.

La tecnología y la innovación son dos constantes que nos hacen pensar hasta donde seremos capaces de llegar en el futuro. La única forma que tenemos para saber qué es lo que nos depara el futuro como sociedad es mirar lo que hoy estamos haciendo para cambiar la forma en que resolvemos los retos que tenemos frente a nosotros, pero desde un enfoque que enriquezca nuestro aprendizaje.

Es importante hacer hincapié que cuando como individuos y organizaciones revisamos nuestras huellas para determinar los errores y áreas de mejora en lo que hacemos, aún si obtenemos buenos resultados, este tipo de enfoque nos permite innovar desde la misma forma de plantearnos las situaciones como retos y áreas de oportunidad y no como grandes problemas que compliquen nuestra existencia.

En el pasado nos preguntábamos si podíamos hacer que determinada tecnología existiera; hoy, como sabemos, no debemos crear tecnología o adquirir nuevas capacidades sólo porque podemos, sino porque tenemos trazado un objetivo específico para ello. «Podemos hacer que funcione, lo que necesitamos es que nos ayude en nuestra vida diaria», son algunas palabras de DuBravac durante su conferencia previa al arranque de la famosa feria de tecnología de consumo CES 2015.

Las tecnologías de la información han transformado casi todos los aspectos de nuestras vidas, desde la distribución de alimentos que dependen de sistemas conectados a sus inventarios a través de la red hasta la profesión docente que se apoya de sistemas para educar a distancia y evaluar el nivel de aprovechamiento como nunca antes se había visto.

Cada vez es más habitual asistir a congresos, reuniones o conferencias donde las TIC’s tengan un papel relevante. De hecho, el número de universidades con e-campus o con clases a distancia es cada vez mayor. Además, existen universidades que realizan su labor docente a distancia teniendo como pilar fundamental de su trabajo el uso de las TIC’s. España es uno de los países que se han distinguido en el desarrollo y utilización de herramientas de educación a distancia, tales como la UNED y la UOC, que han alcanzado un nivel de desarrollo muy avanzado y a disposición de cualquiera que desee acceder al conocimiento.

Esta innovación responde a la primicia de oportunidad y oferta que tocamos al inicio de este texto. No se trata de crear tecnologías futuristas y aisladas de las necesidades de la humanidad, sino de mejorar lo que hoy se hace con lo que existe y proponer innovar los procesos creativos (suena enredado pero así es).

Actualmente, vale mucho más para una universidad invertir en mejorar su infraestructura de red para atender la demanda de datos a través de wi-fi de alto rendimiento para cientos de alumnos y maestros con dos o hasta tres dispositivos por persona, que tal vez destinar grandes cantidades en algún proyecto futurista que difícilmente tendrá una aplicación en los siguientes veinte años. No se malentienda este párrafo, pero los recursos que se invierten en tecnologías de la información son siempre limitados y por ello deben invertirse con inteligencia y visión.

El uso de dispositivos tecnológicos y de aplicaciones informáticas es cada vez común entre los universitarios y profesores. No debemos verlo como una moda hedonista que poco produce, sino como una oportunidad de potencializar las capacidades de aprendizaje, abstracción y aprovechamiento de los alumnos, el sueño dorado de cada profesor universitario en el mundo.

Desde la computadora para hacer trabajos del joven aspirante a ingeniero en sistemas hasta el profesor de química que necesita ilustrar una compleja estructura molecular a sus educandos, la tecnología en sus diversos niveles de especialización y aplicación es la inversión más valiosa, duradera y con mejor retorno de inversión en el mundo. ¡No hay duda de eso!

Otra gran industria que está tomando relevancia es la de las apps, las cuales no sólo nacen a la medida de los usuarios y las nuevas empresas, casi con alma de Cloud Computing, sino que son un factor determinante para la productividad y el desarrollo de economías paralelas y modelos de negocio que aportan valor casi de manera instantánea.

El mercado de las apps seguirá creciendo por ser una industria que sabe escuchar lo que los usuarios necesitan, analizar los aspectos mas relevantes de microeconomías y responder con soluciones económicas y a la medida de universos determinados. Como las apps, las tecnologías de la información deben aprender a responder con claridad y oportunidad a las capacidades de hardware de los dispositivos móviles y anchos de banda de los proveedores en sus redes wi-fi existentes. Existen en Latinoamérica aulas con pantallas de LED’s y telefonía IP para conferencias instaladas, pero la institución no cuenta ni siquiera con una infraestructura de red con mínimos requerimientos para aprovechar dichas herramientas y traducirlas en aprovechamiento.

Expertos a nivel mundial señalan que el siguiente paso para las apps será la expansión de las apps híbridas, soluciones que combinan el desarrollo en HTML, Java Script o CSS con la opción de acceder a buena parte del hardware y aportar valor a su administración y operación.

Según TICbeat, a finales de 2017 la región de Asia Pacífico conjuntará el 47 por ciento de las apps, Europa el 21 por ciento, Norteamérica el 18 por ciento, Oriente Medio el 12 por ciento y Sudamérica el 9 por ciento.

De acuerdo con el reporte Tech Trends Deloitte 2015, existen ocho tendencias tecnológicas clave que están directamente relacionadas con cómo enfocamos el desarrollo de la tecnología y el pensamiento disruptivo para innovar:

1. El CIO como líder de integración.
2. Economía API.
3. Computación ambiental.
4. Mercadotecnia dimensional.
5. Definición total por medio de software.
6. Renacimiento de los sistemas críticos de negocio.
7. Inteligencia amplificada.
8. El trabajador de IT del futuro.

Hay muchos más aspectos sobre la educación y las apps que deben abordarse. De hecho, ambas trabajando en conjunto dan excelentes resultados; sin embargo, por el momento vale la pena concluir reflexionando sobre la importancia que tienen en el impacto real que nos entregan, así como la espina dorsal de las mismas que es la red, ese complicado e intrincado sistema de hardware y software de la cual los usuarios finales de apps y educación dependen. Y puesto que los usuarios finales no están conectados directamente al centro de datos (no son administradores de red), hay una necesidad de orquestación en toda la red más allá del data center.

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