claves del nuevo líder

Por Eduardo López Escobedo
Director de finanzas, administración y operaciones en Solunion México

Año con año las empresas fijan objetivos financieros y operativos en función de las necesidades de los consumidores y de la evolución de los mercados. Dichos objetivos buscan poner a prueba la capacidad de la organización para adaptarse a estos cambios y generar un crecimiento de las utilidades en entornos cambiantes.

Es por eso que, al mismo tiempo que las tendencias y los mercados, las empresas deben procurar entrar en una dinámica de evolución constante. Un componente crucial para lograrlo es el estilo de liderazgo que la dirección imprime en cada uno de los equipos de trabajo. Con la cada vez mayor interacción de distintas generaciones dentro del mismo espacio, es crucial que los líderes tornen su estilo a un liderazgo cada vez más cercano a las personas.

¿Cómo debe ser el nuevo líder?

Las claves para que un líder logre consolidar esta transición son:

Tener la capacidad de aprender y crecer diariamente. De la mano del equipo y a través de un proceso de retroalimentación constante, el nuevo líder debe tener la humildad necesaria para aprender de sus colaboradores y, al mismo tiempo, transmitirles sus conocimientos, implementando de forma conjunta las lecciones aprendidas de los aciertos y errores del día a día.

Simplificar lo más posible. Los mensajes y las tareas deben ser transmitidos de la forma más sencilla posible para procurar el perfecto entendimiento por parte del equipo. Además, se debe procurar tener mecanismos para validar que ningún miembro del equipo se queda con dudas y, si se tienen, que existan foros para solventarlas.

Asumir las responsabilidades. Actualmente nadie espera líderes infalibles. Por el contrario, se espera que éstos sepan admitir sus errores y actuar en consecuencia. Para lograrlo, el nuevo líder debe abrirse a las personas, mostrar empatía y vulnerabilidad, y dejar claro que una sola persona no cuenta con todas las respuestas. Esto, además de generar confianza dentro del equipo, permitirá asumir fácilmente la responsabilidad de las tareas, dejando atrás el ego y enfocándose en cómo resolver los problemas de la mejor forma posible.

Liderar individuos, no equipos. El estilo de liderazgo convencional marcaba que el jefe marcaba cierta pauta, imprimía cierta personalidad y fijaba ciertas tareas, y el resto del equipo debía adaptarse y obedecer. Por el contrario, el nuevo líder debe tener la noción de que cada miembro del equipo es un individuo con distinta forma de pensar, distintas necesidades profesionales y emocionales y distintas motivaciones, lo cual obliga a personalizar las interacciones y buscar adaptar el estilo de liderazgo a cada persona en lugar de esperar que todas las personas se adapten a un mismo estilo y personalidad. Este proceso debe resultar en un aumento de cantidad y calidad de los espacios de retroalimentación mutua, además de fortalecer la consistencia en los mensajes hacia el equipo.

Transmitir significado y sustancia. Actualmente las personas buscan que su trabajo tenga un significado y una motivación. No basta con incrementar las utilidades de la empresa, los individuos necesitan saber el impacto social que el producto o servicio que comercializan está generando, la mejora ambiental que están imprimiendo o el beneficio económico agregado que están vendiendo. Esto obliga al nuevo líder a volverse un experto en el storytelling: crear una historia de motivación y superación alrededor de la marca de la empresa, de las tareas del día a día y de los objetivos planteados de forma periódica.

Para consolidar los puntos anteriores, los equipos de dirección de las organizaciones deben identificar lo que quieren hacer diferente como líderes. Deben pensar cómo pueden generar un impacto positivo en los resultados y objetivos de la empresa maximizando al mismo tiempo la motivación, el bienestar y el crecimiento de los miembros de sus equipos.

Utilizando herramientas como el coaching, el storytelling o los procesos de retroalimentación mutua, los directivos deben procurar volverse líderes de tiempo completo. Pero lo más importante es que el nuevo líder debe procurar trabajar en sí mismo: tener voluntad de aprender, leer constantemente, estar abierto a la crítica constructiva, tener disciplina para mejorar cada día y, sobre todo, ser buena persona. Practicando diariamente esta receta, el éxito en la gestión de equipos y de talento está asegurada.

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