Ciudad de México.- Además de la industria del entretenimiento y el turismo, un sector que ha sufrido el duro estrago de la pandemia de COVID-19 es el ámbito de las relaciones públicas, que enfrenta desafíos pero también oportunidades ante el ritmo vertiginoso de cambios.
En días recientes, agencias tanto nacionales como de presencia transnacional con una fuerte de cartera de clientes anunciaron la aplicación de medidas financieras que culminaron en recortes de personal y reducción de salarios como una respuesta ante la pérdida de clientes, el entorno complejo y la contracción del sector debido a la incertidumbre.
Al respecto, según el Banco Mundial, se prevé que la desaceleración de la actividad económica conducirá a un aumento de la pobreza monetaria en 2020 y que el empleo disminuirá en el sector formal.
Si bien la necesidad de una comunicación activa de las marcas con sus audiencias en tiempos de contingencia parecería una actividad esencial, la realidad dista mucho de ello. La responsabilidad de esto tiene dos factores claros: por un lado, la decisión ajena por parte de las compañías con una resistencia a la adaptación y al cambio, lo que complica el descubrimiento de nuevas áreas de oportunidad y crecimiento en materia comunicativa; por otra parte, la incapacidad de las agencias de relaciones públicas de no romper los paradigmas establecidos en la industria y atreverse a proponer, aprender, renovarse y transitar a diferentes plataformas, discursos, medios y dinámicas que les permitan no sólo reaccionar, sino mantenerse con un espíritu propositivo.
“Hoy existe un virus que, además de afectar nuestra salud, está transformando realidades y percepciones. Más allá de responder a un consumidor con nuevos comportamientos y necesidades, enfrentamos un aspecto humano y emocional susceptible; por ello, como agencias natas en relaciones públicas, debemos aplicar la experiencia adquirida de escenarios anteriores y ser disruptivos, no sólo en el discurso, sino a nivel estratégico, a fin de actuar de manera consistente, puesto que no comunicar no es una opción”, mencionó Edgar Muñoz, director de asuntos corporativos de Emaly.
De acuerdo con el estudio How companies can enhance their reputation during the rebuilding phase of COVID-19 communications, más de la mitad de los consumidores han declarado que dejarán de comprarle a una compañía que haya manejado mal la crisis del Covid-19. La evidencia que la contingencia por Covid trajo al sector fue la exposición de una carencia generalizada de propuestas que rompieran las barreras de la cultura presencial y, al mismo tiempo, involucrara la empatía sin perder de vista el impacto que las estrategias de comunicación integrales pueden lograr, sobre todo cuando las plataformas digitales ya
eran fundamentales y mostraban un crecimiento exponencial.
“La curva de aprendizaje y el periodo de adaptación ahora son una constante, una vez
que debemos responder y actualizarnos en todo momento para cumplir con las expectativas y necesidades cambiantes de las compañías quienes tienen la prioridad de dar a conocer su funcionamiento en la nueva realidad y fortalecer su reputación”, concluyó el directivo.
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