cómo tratar heridas

Ciudad de México.- La Organización Mundial de la Salud (OMS) define un accidente como un evento o suceso fortuito que puede llegar a alterar o dañar nuestra integridad física y mental.

Quizás podemos estar pensando que sufrir un accidente significa algo aparatoso, pero no necesariamente es así. A veces simplemente podemos tener algún corte, raspón o quemadura leve que fácilmente podemos tratar nosotros mismos y que suceden en situaciones tan cotidianas como la casa, durante la rutina de ejercicios, en el trabajo o al convivir con amigos o familia.

¿Qué hacer ante un accidente?

Si nos encontramos ante una situación imprevista, lo primero que debemos hacer es mantener la calma y valorar si nuestras heridas requieren o no atención médica. Para para los casos en los que no sea necesaria la intervención de un médico, es importante aprender a identificar qué tipo de herida tienes y seguir las recomendaciones que Leukoplast, marca de Essity especializada en el tratamiento y curación de heridas, enlista a continuación para que se recupere de manera óptima:

Cortes y rasguños

Estas heridas se producen en el momento en que la piel sufre una pequeña rozadura o apertura leve de forma lineal. Pueden ser producidas por objetos afilados o punzocortantes o también causadas por caídas o mordeduras y piquetes de animales.

Cuando el corte (también conocido como abrasión) es pequeño y presenta un sangrado leve, este puede ser fácilmente tratado en casa de la siguiente manera: Deja sangrar un poco la herida, lávala con agua y después sécala con una gasa. Al terminar, coloca un curita para cubrir la herida. Ahora, si se trata de una herida posquirúrgica, utiliza apósitos Leukomed de Leukoplast, diseñados para proteger este tipo de heridas.

Raspones

Los raspones también son heridas en la piel que surgen a partir de frotar o friccionar el tejido con una superficie. Regularmente surgen después de caídas o golpes y, a diferencia de los cortes, los rasguños no producen cortes abiertos en la piel.

Tratar los raspones es muy similar a la forma de hacerlo con los cortes y rasguños. Para ello, procura tener las manos limpias y lavar con agua y jabón la zona afectada para quitar toda la suciedad de la herida. Al terminar, cubre la herida con un apósito o una tira adhesiva.

Para proteger de manera correcta tu herida, te sugerimos usar las curas de Leukoplast porque se adhieren fuertemente a la piel, cubriéndola de cualquier tipo de agente externo, son resistentes al agua y la zona en donde las coloques no perderá movilidad para que sigas con tus actividades cotidianas.

Ampollas

Tu piel no sólo puede recibir daño mediante caídas o cortaduras, otras heridas pueden ser las quemaduras y la abrasión originada por algunas sustancias químicas. Cuando esto ocurre, suelen aparecer las ampollas: burbujas de agua y proteínas que se forman bajo una capa de piel muerta.

Muchas personas creen que lo primero que se debe hacer es reventar la ampolla, pero en realidad no debes hacerlo, ya que puedes infectar la herida. En su lugar, primero lava la zona afectada con agua y luego cúbrela. En estos casos usa las curas de Leukoplast porque, además de tener una adhesión óptima, te permitirán ver la evolución de la herida.

En algunos casos, el líquido de la ampolla es reabsorbido por el cuerpo, pero en otros puede que la ampolla se rompa por sí sola. Si esto ocurre, deja fluir todo el líquido, limpia la zona y cúbrela con una nueva tira adhesiva.

Con estas recomendaciones, ahora podrás identificar el tipo de herida que tienes y los pasos que debes seguir para tratarlas. Recuerda siempre valorar primero su gravedad y, de no requerir atención especial, procura tener a la mano tu kit personalizado para la prevención de heridas. Con este asegurarás un tratamiento eficaz y una pronta recuperación para que puedas continuar con tus actividades del día a día.

Sigue a The markethink y entérate de los temas más actuales y sobresalientes de la industria

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí