Por Hugo Vidal
Twitter: @morfosmedia
En todo cómic de superhéroes, libro de ciencia ficción, anime, manga o cinta de fantasía, existe una cosa que se llama contrato de credibilidad, es el acuerdo no escrito entre el espectador y la historia de que cosas fantásticas pueden suceder.
Así, cuando vemos al hombre de acero volar, lo aceptamos sin hacernos muchas preguntas. En Battle Angel: La Última Guerrera la premisa es que estamos en un mundo súper tecnificado donde reemplazar brazos, piernas e incluso trasplantar cabezas en cuerpos robóticos cyborg es cosa de todos los días.
Es un lugar donde es más sencillo sustituir una extremidad por una mano biónica que reimplantar el miembro perdido, es en este contexto que encontramos al doctor Ido, un experto que utiliza su tiempo reparando las extremidades o partes dañadas de las personas por una unidad biónica.
En este mundo distópico una gran ciudad flota sobre la tierra, es la última que queda de una serie de ciudades enormes que fueron derribadas en una gran guerra, de ella caen desechos todos los días y alrededor de esta montaña de desechos se ha asentado una ciudad de refugiados llamada La Ciudad de Hierro, donde los sobrevivientes de todo el mundo han ido a parar buscando algún día poder subir a la última ciudad flotante.
Entre estos restos de basura y desechos el doctor Ido encuentra la cabeza y el cuello de Alita, las partes biónicas no funcionan pero su cerebro sigue vivo milagrosamente. Alita es traída a la vida nuevamente con un nuevo cuerpo pero sin memoria o recuerdos de su vida pasada. Pronto Ido y la misma Alita se darán cuenta de que ella es más de lo que parece, que en su vida pasada fue una guerrera que luchó en contra de las ciudades flotantes.
Para llegar al fondo del asunto Alita está dispuesta a luchar contra cualquier cyborg asesino que le pongan enfrente y es aquí donde vemos el toque del director Robert Rodriguez, durante la cinta somos testigos de peleas donde los robots y humanos son descuartizados, pelea de patinadores al estilo de los 80’s con humanos mejorados, todo en una absurda y brillante coreografía que nos muestra la crueldad del lugar.
Robert Rodriguez logra desarrollar una Alita entrañable, una pequeña luchadora que puede entregar su corazón en un momento y al instante siguiente destazar en mil pedazos a sus contrincantes. La cinta, sin embargo, cae en los clichés de un melodrama adolescente y es justo en estos momentos cuando pierde el ritmo. Por momentos pareciera que uno espera que la chica deje de llorar para verla repartir golpes a diestra y siniestra; si bien ella lucha por una causa, no tiene bien idea de cuál es ésta.
Cabe decir que las actuaciones en general son estupendas, el trabajo de CGI no desmerece el trabajo de Rosa Salazar (Alita), fuera de Keean Johnson (Hugo), el chico del cual queda prendado Alita, el desempeño de Christoph Waltz (Ido) y su esposa Jennifer Connelly (Chiren) y hasta del pequeño perro resultan estupendas.
Las peleas están bien planeadas, se nota la producción de James Cameron y los efectos son estupendos. Visualmente podemos decir que la cinta cumple cabalmente, el personaje de Alita con esos ojos enormes genera una enorme empatía con la protagonista. Sin duda, Battle Angel: La Última Guerrera merece una segunda parte para regocijo de todos los amantes del anime japonés.
BATTLE ANGEL: LA ÚLTIMA GUERRERA
Actores: Rosa Salazar, Christoph Waltz, Jennifer Connelly, Mahershala Ali, Eiza Gonzalez, Ed Skrein, Jackie Earle Haley y Keen Johnson.
Dirección: Robert Rodriguez.
Guión: James Cameron y Laeta Kalogridis.
Basada en la novela gráfica de la serie manga GUNNM de Yukito Kishiro.
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