Ciudad de México.- P & ink Studio es un estudio de tatuajes y perforaciones fundado en 2018 por Karla Saval y Fernanda Becker, dos mujeres emprendedoras mexicanas que buscan ofrecer un espacio enfocado en el arte del tatuaje y las perforaciones, dejando de lado los tabúes y estereotipos que aún giran alrededor de estas prácticas.
Según datos del Consejo Nacional Para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), uno de
cada diez habitantes en México posee un tatuaje, lo que posiciona al país como líder en esta industria a nivel Latinoamérica y muestra la rentabilidad de este sector que crece día
con día.
A un año de haber abierto el primer estudio y con una inversión inicial de 280 mil pesos, P & ink Studio ya cuenta, gracias a su modelo de negocio de franquicias, con cuatro sucursales: tres en Ciudad de México (Prado Norte, San Ángel, Santa Fe) y una en Tulum, Quintana Roo, en las cuales el servicio al cliente, la exclusividad, calidad y ubicaciones estratégicas marcan la diferencia con otros estudios.
“Queremos ofrecerle al cliente la mejor calidad y la mejor experiencia durante el proceso de perforación o tatuaje, tratando de construir un concepto diferente al de todos los estudios que conocemos y abarcando un mercado diferente”, comentó Karla Saval, cofundadora de la marca.
Para 2020, Karla y Fernanda planean expandir su negocio más allá de las fronteras, llegando a ciudades de Estados Unidos y España, además de seguir creciendo dentro del territorio nacional, siempre bajo el concepto de que P & ink Studio es el lugar donde accesorizar el cuerpo es seguro y exclusivo.
Los servicios del estudio incluyen la venta de joyería para piercings, de oro y bañadas en oro de 18K, perforaciones corporales y tatuajes artísticos y cosméticos donde colaboran con los mejores tatuadores especializados en diferentes técnicas para asegurar que el cliente siempre obtenga un trabajo de alta calidad sin importar el diseño.
Para las fundadoras, la apertura de P & Ink Studio en Santa Fe -su cuarta sucursal y que abrió recientemente- es la muestra de que los tatuajes y las perforaciones han dejado de ser vistos como objeto de discriminación y se han convertido en una forma de expresión y de personalizar el cuerpo con arte.
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