Ana Sordo HubSpot

Por Ana Sordo
Senior acquisition manager para HubSpot Iberoamérica

Al terminar la universidad, tuve muchísima suerte con mi primer empleo: sin querer, me encontré trabajando para una jefa extraordinaria. El trabajo en sí no era glamoroso. Era asistente administrativa en una empresa SaaS y de consultoría B2B, pero tenía una jefa considerada y talentosa que vio potencial en mí.

Me alentó, me dio cada vez más responsabilidades y me brindó todo su apoyo. Yo era increíblemente ambiciosa, pero no sabía casi nada del marketing B2B (de empresa a empresa). No obstante, mi jefa vio lo rápido que aprendía y me ayudó a descubrir cómo desarrollar más mi puesto y mi impacto en la empresa.

Como resultado, dejé ese empleo con un curriculum que mencionaba «implementaciones» y «liderazgo» en vez de «asistencia» y «continuación».

Mi siguiente jefe no me cayó del todo bien al principio. Sin embargo, era increíblemente bueno con las analíticas y los datos, los cuales no formaban parte de mi conjunto de habilidades en ese momento. Quería aprender de él. Por eso, acepté el empleo.

El primer día me presentó las bases de datos y me enseñó los aspectos básicos de la escritura de SQL. Cuando le dije que nuestro marketing era malísimo y que podíamos mejorar muchos aspectos, me respondió que lo hiciéramos. Me permitió probar cosas nuevas: algunas fueron ideas poco efectivas y otras fueron ideas que aún hoy me hacen sentir orgullosa.

Él despejó el camino y me dio acceso a los recursos. Cuando comenzamos a elaborar informes de investigación que estaban generando un montón de oportunidades de venta nuevas, no dudó en contratar a un científico de datos.

Cuando dejé ese empleo, podía hablar de crecimiento, impacto comercial y formación de equipos, y no sólo de administración de programas y visitas a la página.

Trabajar para un jefe mediocre le quita energías a tu vida y a tu profesión. Trabajar para un buen jefe es divertido y placentero. Trabajar para un jefe excelente puede cambiar el rumbo de toda tu profesión.

Sin importar lo que digan las descripciones de los empleos, cuando trabajas para un jefe excelente (y haces un trabajo estupendo), inevitablemente te encontrarás a ti mismo trabajando en proyectos de alto impacto. Se te abrirán puertas. Sentirás que estás creciendo.

Un jefe excelente es un mentor pero con la ventaja añadida de que tiene influencia con los directivos. Este tipo de jefe ve el éxito de los empleados que trabajan con él como un reflejo directo de su propio éxito y, debido a eso, invierte cantidades disparatadas de tiempo en ellos. A menudo, esto continuará incluso hasta después de que ellos dejen de trabajar con él.

Entonces, cuando busques tu próximo empleo, presta un poco menos de atención a los detalles del puesto. No te distraigas con un salario generoso ni cono el nombre de una empresa ostentosa. Presta mucha atención a tu jefe.

● ¿Respetarías a esta persona? ¿Confiarías en él?

● ¿Destaca en algo? ¿Te gustaría destacar también en eso?

● ¿Qué tipos de empleos obtienen sus subordinados directos después de trabajar con él? ¿Obtienen otros puestos similares dentro de la misma empresa? ¿Logran ascensos en la empresa? ¿Trabajan en puestos importantes para empresas nuevas?

● ¿Tu jefe hace un esfuerzo por conocerte y comprender tus motivaciones?

● ¿Te sientes motivado, potenciado y entusiasmado después de conversar con él?

Para quién trabajas es potencialmente más importante que el trabajo que haces. Si deseas trabajar en tu desarrollo profesional, dedica un poco más de tiempo a encontrar a un gran jefe.

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