Por Mariana López
Gerente de head hunting de Red Ring
Twitter: @mlr_ro

El término home office (también conocido como teletrabajo) se ha vuelto cada vez más común en nuestros días. Para las generaciones actuales resulta ser una de las prácticas más productivas para trabajar y aunque su traducción literal se refiere a la alternativa de hacerlo en casa, en realidad el concepto incluye algo más amplio: abre la posibilidad de que cualquier empleado pueda desempeñar las actividades laborales que le corresponden desde la comodidad de su casa o algún otro espacio ajeno a las instalaciones físicas en la que esté contratado.

Esta nueva tendencia ha generado conflicto para las empresas por el hecho de que aún se cree que trabajar desde casa no se considera una práctica productiva o propia de un trabajo; sin embargo, esta práctica ha venido a romper esquemas y el impacto se verá reflejado de forma positiva y, por supuesto, también de forma negativa.

El positivo se podrá reflejar en la reducción de costos tanto para la empresa como para el empleado en servicios como luz, agua, internet, gasolina, tiempo de transportación, etcétera. Habrá menos problemas entre empleados, menos costos de producción, menos infraestructuras. Otra ventaja es que el equipo se sentirá más motivado, evitará el estrés diario de la oficina lo que ayudará a mantener una actitud positiva y estará más comprometido a concluir las tareas que sólo puede hacer en la oficina, ya que no será algo que pueda posponer.

Se ha comprobado que esta práctica eleva la productividad de las empresas en un 28 por ciento, porque ir a la oficina deja de ser una rutina y el constante cambio de espacios para trabajar ayuda a que las actividades no se vuelvan monótonas, lo que desembocaría en un mejor manejo de ideas y concentración en las actividades y la toma de decisiones.

Pero, como hemos mencionado, también existen desventajas en la implementación del home office. Trabajar desde casa promueve el sedentarismo y los conflictos en el entorno familiar. Otro inconveniente es el sentir que no se pertenece a un equipo de trabajo, los colaboradores llegan a sentirse poco valorados y podrían generar aislamiento. También el hecho de trabajar desde casa hace que los límites entre vida privada y vida laboral se disuelvan, ya que se establecerían horarios prácticamente ilimitados y extensos.

Esto sería por parte del empleado, pero por parte de la empresa hay un punto frágil donde el control y la supervisión se mermarían, la figura jerárquica se vería difuminada y el trabajador se convertiría en un independiente con un crecimiento profesional probablemente limitado.

Podemos encontrar pros y contras ante este tema, y aunque se observa que existen beneficios claros, ¿qué es lo que se debe evaluar antes de implementar esta práctica?

Primero, hay que tener en cuenta que no todas las organizaciones pueden aplicar este método, por lo que es importante analizar cuáles son las necesidades estructurales, así como identificar qué profesiones y actividades se adaptarían a ese estilo. La elección dependerá por completo de la institución, tanto de los resultados que la empresa quiera obtener como el rendimiento que el trabajador deba dar.

Hay que dejar en claro de qué forma el empleado y la empresa trabajarán, comprendiendo la cultura interna y necesidades de la misma, ya que muchas organizaciones prefieren tener trabajadores disponibles las ocho o nueve horas que corresponden a una jornada completa aún desde casa, por lo que se deben establecer lineamientos de horario y objetivos.

También es importante aclarar que hacer home office no significa que el empleado trabajará por su cuenta o de manera independiente, ya que deberá mantener contacto con su lugar de trabajo y equipo; por lo tanto, las empresas tendrán que generar medios de comunicación efectivos.

Desafortunadamente, en México las organizaciones se han mostrado renuentes ante esta nueva forma de trabajo y uno de los motivos que frenan su implementación va de la mano con los modelos de liderazgo. El modelo tradicional consigna estar bajo una supervisión constante a diferencia del modelo de liderazgo generacional que busca integrar constantemente las nuevas tecnologías, es decir, que los líderes actuales, pertenecientes a una nueva generación, se verán en la necesidad de cambiar toda una ideología y comprender que las nuevas tecnologías serán un cambio radical para la forma de trabajo.

Sin embargo, se ha perdido de vista algo: si las viejas generaciones buscaran fusionar los dos tipos de liderazgo, podrán crear un vínculo bastante favorable, ya que además de la integración de las nuevas formas de trabajo como tecnologías y diversas metodologías, podrán encabezar y liderar de manera más eficaz un equipo que se constituya por generaciones de Baby Boomers hasta de Millennials.

En conclusión, esta práctica podrá ser un motivador ya que además de crear un compromiso por parte del trabajador, permitirá crear mayor confianza y así se obtendrán mejores resultados, porque al fin y al cabo la flexibilidad laboral permitirá un mayor equilibrio y se verá reflejado en la productividad y compromiso.

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1 COMENTARIO

  1. Trabaje en Red Ring como Home Office, estaba en reclutamiento, pero también llevaba otras funciones, le encontré mas desventajas que ventajas a esta modalidad, considero que solo funciona en ciertos puestos.

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