Por Jairo Rocha
CEO de Blank space
En junio de 2025, la influencer Nicolle Agnessi, una figura destacada en el mundo del contenido digital, sorprendió a sus seguidores al anunciar públicamente que ya no volvería a colaborar con marcas. ¿La razón? Según compartió en un video que se volvió viral, la presión constante por cumplir con lineamientos publicitarios le hizo perder por completo su esencia, autenticidad y, sobre todo, su credibilidad.
Aunque aclaró que había llegado a trabajar con productos que genuinamente le gustaban o consumía, explicó que la manera en que las marcas querían que se comunicara no reflejaba su identidad real. Guiones predeterminados, prendas que no representaban su estilo, frases que nunca usaría y posturas ajenas a su forma de ser terminaron por desconectarla de su audiencia.
La confesión de Nicolle reveló algo que muchos creadores han sentido, pero pocos se atreven a decir: hoy en día existen marcas que no entienden cómo funciona el influencer marketing. El error radica en ver a los creadores sólo como una plataforma de exposición y no como lo que realmente son: generadores de confianza, conexión y comunidad.
Y es que el corazón del influencer marketing no está en los anuncios disfrazados de videos, sino en la capacidad de los creadores para contar historias desde su humanidad. Justamente esa cercanía, ese lenguaje orgánico, es lo que permite que el público reciba un mensaje sin sentir que está viendo publicidad.
Esto no quiere decir que la publicidad esté mal o que los creadores no deban colaborar con marcas. Todo lo contrario: vivimos en una era donde la mercadotecnia está en todas partes y es parte esencial del crecimiento de cualquier negocio. Pero si algo ha quedado claro es que los usuarios han perdido tolerancia a los anuncios invasivos o poco auténticos. Lo que sí siguen valorando es la creatividad, la naturalidad y el contenido que los inspira o les aporta algo real.
Respetar la esencia del influencer es fundamental para lograr una publicidad más humana y auténtica
Aquí es donde el influencer marketing —y debe— marcar una diferencia: respetar la esencia del creador. Las marcas deben entender que no se trata de “usar” a un influencer, sino de colaborar con él o ella. La clave está en seleccionar perfiles que compartan valores, estilo y audiencia objetivo, y luego construir el mensaje de forma conjunta, en lugar de imponer una narrativa ajena.
Sí, es importante que los influencers conozcan el producto, entiendan los objetivos de campaña y estén alineados con los mensajes clave. Pero informar no significa dictar. Un buen brief sirve para orientar, no para encasillar. De hecho, una campaña exitosa no surge de un guión rígido, sino de una marca que confía en la creatividad del creador para adaptar el mensaje a su voz.
Cuando una marca busca únicamente alcance y contrata a influencers sin considerar si hacen “match” real con su identidad, el resultado es contenido forzado que no conecta. Y al otro lado, cuando los influencers aceptan campañas que comprometen su autenticidad, la audiencia lo percibe. El impacto es doblemente negativo: para la marca, porque su mensaje no genera resultados; y para el creador, porque pierde credibilidad.
Contratar una agencia de influencer marketing es ideal para trabajar con los influencers adecuados
Por supuesto, también existen desafíos del lado de las marcas: miedo a trabajar con creadores poco profesionales, que entreguen fuera de tiempo o que no cumplan con lo acordado. Por eso, es vital contar con aliados estratégicos que acompañen este proceso.
En este sentido, una agencia especializada en influencer marketing es ese “puente” entre marcas e influencers. A través de estrategias personalizadas y una curaduría detallada en la autoría de los perfiles, la agencia logrará que cada colaboración sea auténtica, funcional y relevante.
Porque sí, la publicidad sigue viva. Pero la audiencia actual busca algo más: una publicidad más humana.
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