Por Jorelle Robles
Associate director of brand, marketing & corporate communications en KTSA (KPMG Technology Services Americas)
La diversidad, equidad e inclusión (DEI) en el sector tecnológico es una ventaja competitiva. Existen muchos datos que demuestran que las empresas con equipos diversos innovan más rápido, entienden mejor a sus clientes y obtienen mejores resultados financieros. Sin embargo, en tiempos de incertidumbre económica, algunos líderes se preguntan si estos esfuerzos deberían seguir siendo una prioridad.
Yo opino que sí. El éxito en el sector de tecnología depende de la capacidad de resolver problemas de manera creativa, y la creatividad prospera en la diversidad. Equipos con diferentes perspectivas generan mejores soluciones y reducen el riesgo de sesgos, tanto en productos como en servicios.
Lo sé por experiencia. Como migrante filipino en México, he trabajado en equipos multiculturales en América Latina y Asia Pacífico. Si bien son dos regiones distintas, las une su multiculturalidad: su diversidad de orígenes amplía la manera en que abordamos los problemas y he visto cómo las empresas en ambos países logran mejores resultados porque aprovechan esa riqueza de pensamiento.
Empresas se resisten a adoptar la diversidad e inclusión pese a beneficios
Aun así, la resistencia persiste. La transparencia en los datos de diversidad ha cambiado la forma en que los empleados y clientes perciben a las organizaciones. El talento busca compañías donde pueda crecer sin barreras invisibles y los consumidores prefieren marcas alineadas con sus valores. Sin embargo, algunas compañías han reducido sus esfuerzos en DEI, ya sea por presión de inversionistas, por temor a polarizar opiniones o por la creencia de que estos programas no generan un retorno inmediato.
Los datos dicen lo contrario. La inclusión impulsa la productividad, mejora la colaboración y fortalece la reputación de la empresa. Según el informe The Power of People de KPMG, las empresas que promueven la diversidad e inclusión tienen un 35% más de probabilidades de aumentar la innovación y un 30% de aumentar su productividad. En un mundo donde la tecnología impacta a millones de personas, la diversidad es una ventaja estratégica, pero también una responsabilidad, y por eso muchas empresas aún se resisten a adoptarla.
Ignorar la DEI no solo afecta la cultura interna de una empresa, también la deja vulnerable frente a una fuerza laboral en constante evolución. Las nuevas generaciones esperan ambientes laborales inclusivos y diversos. Empresas que retroceden en este aspecto corren el riesgo de perder talento clave y de quedar rezagadas en un mercado global que debería valorar a las personas como pilar del éxito empresarial.
México y América Latina han avanzado en este tema, pero aún hay desafíos. En muchas empresas, la DEI sigue siendo simbólica en lugar de estructural. Apostar por la diversidad es una inversión en el talento, la innovación y el futuro del negocio.
La verdadera pregunta no es si la diversidad debe seguir siendo una prioridad, sino si una empresa puede permitirse no hacerlo. En un sector donde la disrupción es la norma, la ventaja la tendrán quienes construyan equipos humanos y preparados para la carrera tecnológica.
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