Por Linda Ruiz
Directora regional en MGID Latam
Durante años, la publicidad nativa ha sido valorada por su habilidad para integrarse de manera natural en el contenido editorial, pero esa misma característica ha dejado en juego su reputación. Aunque ofrece un gran potencial para captar la atención del público y generar ingresos, también ha sido objeto de críticas por dar cabida a anuncios de baja calidad o incluso fraudulentos, lo que ha sembrado dudas entre medios y anunciantes.
Sin embargo, este panorama está cambiando gracias a una nueva ola de innovación tecnológica. La incorporación de inteligencia artificial (IA) en los sistemas de detección de fraude, junto con mecanismos de verificación más rigurosos y una supervisión humana especializada, está redefiniendo el funcionamiento de la publicidad nativa. Hoy, este formato no solo mantiene su capacidad de alcance, sino que comienza a destacar también por sus altos niveles de seguridad y fiabilidad.
¿Cómo actúa la IA para combatir el fraude publicitario?
En MGID hemos identificado que la IA ya está transformando la publicidad nativa en un entorno más seguro, rentable y confiable. Y existen frentes clave que lo demuestran.
Uno de ellos es la evolución de las amenazas. A medida que avanza la publicidad nativa, también lo hacen las estrategias de los actores maliciosos. Ya no hablamos únicamente de clickbait, sino de tácticas mucho más sofisticadas como el cloaking, una técnica que engaña a los sistemas de verificación mostrando contenido aparentemente inofensivo mientras redirige a los usuarios reales a sitios fraudulentos. Este tipo de fraude forma parte de redes complejas diseñadas para adaptarse y evadir los controles. La buena noticia es que la misma IA que alimenta estas amenazas también está siendo utilizada por las plataformas para neutralizarlas.
Otro frente clave es la moderación de contenido. Para adelantarse a los riesgos, las plataformas están utilizando sistemas avanzados de IA capaces de escanear, analizar y bloquear comportamientos sospechosos antes de que lleguen al usuario. Estos modelos, entrenados con datos históricos y actualizados en tiempo real, pueden detectar patrones de fraude que resultan imposibles de identificar solo con intervención humana.
Una de las innovaciones más efectivas en este sentido es el monitoreo del comportamiento del anunciante. En lugar de analizar anuncios de forma aislada, las plataformas observan la conducta de los anunciantes a lo largo del tiempo. Al comparar nuevas campañas con patrones previamente asociados al fraude, la IA puede anticipar riesgos y detener amenazas antes de que se materialicen.
IA + talento humano = protección mucho más robusta y eficaz
Estoy convencida de que la inteligencia artificial es una herramienta fundamental en la lucha contra el fraude publicitario. No obstante, no puede operar sola. La combinación entre tecnología avanzada y supervisión humana nos permite construir un sistema de protección mucho más robusto y eficaz. Este enfoque híbrido asegura que podamos mantener los niveles de calidad y seguridad sin sacrificar el rendimiento ni la eficiencia que hacen tan atractivo al canal nativo en América Latina.
Por último, en el ámbito editorial, persiste un dilema clásico: cómo monetizar sin comprometer la integridad de la marca. Si bien las campañas de alto rendimiento pueden resultar lucrativas a corto plazo, si socavan la confianza del lector o del anunciante, el daño a largo plazo puede ser significativo. Hoy, gracias a la IA, los editores ya no tienen que elegir entre rentabilidad y seguridad. Es posible construir entornos publicitarios sólidos, eficientes y alineados con los valores de cada medio, permitiendo que los publishers emergentes en América Latina crezcan con confianza y sin poner en juego su reputación.
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