Rigel Barros Minimalist

Por Rigel Barros
Director general de Minimalist.mx
Twitter: @MinimalistMX

De 2017 a 2018, México frenó un poco el incremento de su población conectada. Pasó de 63.9 a 65.8 por ciento de habitantes con acceso a internet.

El crecimiento, aunque magro, es positivo, pues está claro que una vez que se ha alcanzado la mayor parte de cobertura en las zonas urbanas, el impulso en las áreas rurales es mucho más lento.

Sin embargo, la cifra que más sorprende es cómo se conecta la mayoría de los mexicanos. El 93 por ciento de quienes dijeron tener acceso a la red lo hace por medio de su smartphone, las laptops son usadas por el 32.6 por ciento de ese universo y las computadoras fijas por el 32 por ciento. Las cifras pueden no cuadran en 100 por ciento, pues hay usuarios que utilizan más de un dispositivo para ingresar a la red.

México confirmó así los números de Statista, publicadas a finales del año pasado, que confirmaron que México es uno de los países con más usuarios de teléfonos inteligentes en el mundo (65.5 millones de usuarios), ubicándose en el octavo lugar, sólo por detrás de países que tienen una clara ventaja en cuanto a población total.

Lo que parecen buenas noticias por tratarse del uso de dispositivos modernos y de una excelente entrada a la conectividad tiene su contraparte en el verdadero aprovechamiento que se le está dando a la red.

La gran parte de los mexicanos utiliza su conexión para entretenimiento, comunicarse y obtener información. Las redes sociales dominan los hábitos de los mexicanos en la red. Podríamos profundizar en varios temas relacionados con una falta de cultura de la conectividad, pero en esta ocasión iremos a la materia que nos ocupa.

Habría que preguntarnos si el marketing digital que estamos aplicando está dirigido a donde realmente están sucediendo las cosas: los smartphones en primer lugar y las redes sociales en segundo.

Es posible que el tema de redes sociales esté bien cubierto por los especialistas en la materia, pero en temas de navegación en la web falta mucho por avanzar.

El uso desmedido de smartphones impide que las páginas web alcancen sus propósitos verdaderos: es una realidad que los sitios cargan mucho más rápido en web que en versión móvil.

Las computadoras, tanto laptops como de escritorio, están hechas, tecnológicamente hablando, para ofrecer una navegación mucho más cómoda, rápida y eficiente que un smartphone. No olvidemos que aún hay sitios web que no tienen un espejo adecuado en su versión móvil.

Otro punto de especialización son los e-commerce. En México, el crecimiento de los comercios digitales vive un estancamiento precisamente porque el tipo de navegación del ciudadano común no es para comprar.

Las pequeñas y medianas empresas han tardado en darle importancia a su cara digital, lo que ha creado un fenómeno que todavía no es muy estudiado: la enorme brecha digital que están creando los grandes comercios con respecto a todos los demás.

Esas mismas pymes no están generando una estrategia digital en redes sociales que sea efectiva (pueden tener presencia, pero su contenido normalmente es pobre y su pauta publicitaria nula), lo cual los mantiene alejados de un crecimiento en el que podrían emparejar de alguna forma a las audiencias de su competencia.

De ese contexto se crea un círculo vicioso: la página web y el e-commerce se vuelven poco redituables, así que no se crea una estrategia digital alrededor; al no haber una página, la oferta de navegación es limitada; al tener una oferta de navegación limitada, hay poca cultura en la conectividad de una población.

Y así es como se llega a una sociedad que utiliza todo el poder de la red para ver memes en redes sociales. El reto ahí está, ¿cómo lo vamos a enfrentar?

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