mujeres en el sector inmobiliario

Por Francisco Javier Riveroll
Socio director de Riveroll Bienes Raíces, S.C.

Ahora que el pasado 8 de marzo se conmemoró el Día Internacional de la Mujer, me place mucho compartirles mis experiencias, sensaciones y opiniones respecto a la participación, el valor y la influencia de las mujeres en el ámbito inmobiliario en México.

Como clientas compradoras

A lo largo de los años como asesor inmobiliario, me he percatado de que la mujer es quien decide, en el más del 80% de los casos, qué inmueble debe comprarle su marido, novio, papá o hijo, porque en esa abrumadora mayoría de casos finalmente fue ella quien se encargó de analizar, oler y percibir qué inmueble era el más apto para su familia. Y no se diga cuando no hay un hombre detrás de ellas que las apoye o mantenga económicamente, ya que en esos casos, cuando no tienen la necesidad de un apoyo monetario de un hombre, mi experiencia ha sido ver que las mujeres son implacablemente más decididas para comprar que los hombres.

Es asombroso y me llena de respeto y admiración la gran cantidad de cualidades que las mujeres han demostrado tener para catalogar, analizar, sentir, olfatear y degustar una casa o un departamento en venta, para imaginarse viviendo en el inmueble, dándole un valor humano como sólo ellas lo pueden hacer.

Como clientas inquilinas

Además de las cualidades antes mencionadas, me ha llamado la atención que las mujeres tienen una intuición tal para saber cuánto tiempo habitarán una casa o un departamento, que generalmente profetizan visualizando su tiempo de estancia en dicho lugar, y finalmente son ellas quienes determinan si quieren seguir allí o prefieren cambiar de rumbo en un futuro cercano. Los hombres, en general, simplemente acatamos…

Como clientas vendedoras

He tenido la suerte de encontrarme con varias mujeres que entienden muy bien y con gran objetividad la conveniencia de contratar al perito valuador de mi confianza que les recomiendo para determinar el precio de salida de su casa o departamento al mercado inmobiliario.

Normalmente, son ellas quienes han convencido a su pareja de que es conveniente invertir una pequeña cantidad para que mi valuador nos diga cuánto vale objetivamente su inmueble. He notado en general una sabiduría y precisión en los comentarios de esas mujeres que han contribuido enormemente para vender con mayor rapidez el inmueble, porque casualmente mi valuador le ha “atinado” al precio de venta de los inmuebles que valúa y la dueña del inmueble se encarga de convencer a su marido o novio de aceptar la oferta que recibimos del cliente comprador.

Como clientas arrendadoras

Me ha sido de enorme utilidad cuanto estoy consiguiendo a algún(a) inquilino(a) para una casa, departamento u oficina el “buen ojo” de la intuición femenina que detecta fácilmente, cuando un prospecto de inquilino quiere habitar u ocupar un inmueble, qué clase de persona es y generalmente los resultados coinciden con las investigaciones que nosotros hacemos en la inmobiliaria y que los despachos de pólizas jurídicas hacen para evaluar a dicho prospecto de inquilino.

Como colegas asesoras inmobiliarias

He tenido la fortuna de trabajar conjuntamente en coordinación con muchas mujeres asesoras inmobiliarias para vender, rentar o buscar inmuebles para mis clientes y me llena de admiración percibir el sentido de responsabilidad, compromiso y sensibilidad por su trabajo. Y en general me he entendido de maravilla con ellas, sintiéndome muy cómodo de colaborar y coordinarme con grandes mujeres asesoras inmobiliarias que realizan su trabajo con excelencia, y me siento muy honrado por su confianza en mí, dándoles a ellas un plus por ser, además de asesor inmobiliario, un abogado especializado en operaciones inmobiliarias.

Reconozco y admiro en las mujeres su sensibilidad, su intuición y ese sentido de responsabilidad que las caracteriza. Muchas son mujeres solas que valientemente se enfrentan a los retos que presenta el mundo inmobiliario, ellas luchan por sus hijos, por su familia, por sus padres, por su pareja, por su propio crecimiento personal, y sus aportaciones le dan un rostro humano a este negocio a veces árido y difícil.

Yo las entiendo muy bien y me encanta contribuir en las emociones que genera este negocio tanto en las partes vendedora y compradora como en las partes arrendadora e inquilina, y que todos salgan felices de cada operación que en conjunto logramos completar y finalizar con éxito.

Me enorgullece decir que me siento muy bien trabajando en el ámbito inmobiliario en colaboración con mujeres e incluso donde me siento más a gusto, “como pez en el agua”, es en el sector habitacional, donde hay más presencia femenina. Tal vez tenga mucho que ver el hecho de que pasé toda mi infancia y adolescencia conviviendo intensamente con mis tres talentosas, sensibles e inteligentes hermanas (mis tres hermanos llegaron después de esas etapas de mi desarrollo) y actualmente convivo a diario con cuatro mujeres muy importantes en mi vida: mi esposa, mi hija, mi asesora inmobiliaria y mi asistente.

Dicho lo anterior, concluyo que la presencia, valor e influencia de las mujeres en el ámbito inmobiliario es fundamental en el crecimiento y desarrollo de éste, y reitero mi gran orgullo de trabajar con tantas mujeres a lo largo de mi vida.

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