Por Eduardo López Escobedo
Chief financial, administration & operations officer de Solunion México
La definición de la estrategia corporativa es un proceso crucial y recurrente dentro de las compañías, donde se busca, principalmente, la maximización del crecimiento y la satisfacción del cliente a través del aumento de ingresos y la disminución de costos.
El uso de herramientas tecnológicas se ha vuelto imprescindible dentro de este proceso, ya que su correcta implementación coadyuva a lograr una o más de estas metas. Recursos como la analítica de datos, blockchain, inteligencia artificial y los procesos de marketing digital han mostrado ser aliados valiosos para generar mayor conocimiento del mercado, reducir tiempos operativos, ahorrar en recursos o solventar necesidades inmediatas.
Sin embargo, la aplicación de estas soluciones va más allá de la implementación de un software o de una metodología. El éxito en la conjunción de la tecnología con la estrategia corporativa depende de muchos otros factores que engloban el involucramiento del usuario interno y externo, además de procurar que los procesos de innovación estén siendo efectivos.
¿Cómo implementar la tecnología en la estrategia corporativa de manera exitosa?
A continuación, se detallan algunos puntos a considerar para tener éxito en este engranaje:
• Darse el tiempo para compartir y preguntarse ‘por qué’: Los equipos de trabajo siempre querrán entender e identificarse con el porqué. ¿Por qué estamos implementando esta tecnología? ¿Por qué es importante para el cliente? ¿Por qué esta herramienta nos dará un valor diferenciado?
• Definir métricas: No todas las tecnologías se adaptan a todas las empresas. Se debe hacer un esfuerzo de definición de objetivos y métricas previo a definir qué herramientas tecnológicas o procesos de innovación se implementarán para lograr los objetivos financieros y operativos deseados.
• Repensar la estructura organizacional a partir de la definición estratégica: La implementación de herramientas tecnológicas vendrá de la mano con la definición de procesos más ágiles. En muchos casos será necesario reformular los organigramas corporativos para optimizar tiempos y recursos. Recordemos que un cambio de fórmula siempre exigirá organizaciones innovadoras.
• Procurar la correcta capacitación de los colaboradores: La implementación de nuevas tecnologías conllevará un esfuerzo de capacitación para los colaboradores que, en mayor o menor medida, interactúen con las nuevas herramientas. Procura que estas capacitaciones agreguen valor al colaborador: genera planes de desarrollo que consideren intercambios técnicos y culturales con equipos de otras unidades de negocio, promueve la movilidad y la flexibilidad en los esquemas de trabajo de los colaboradores.
• Tener la capacidad de realizar desarrollos dinámicos: Este sea quizá el punto de dolor más común en el área de sistemas de las organizaciones. Las necesidades de los clientes y las oportunidades de mercado cambian rápidamente y de forma impredecible. Sistemas y desarrollos deben ser ágiles para permitir responder de forma casi inmediata a estos nuevos requerimientos, procurando la satisfacción del cliente en todo momento. Se tiene un reto doble en este rubro si se considera que todos estos desarrollos dinámicos deben nacer o terminar en el sistema central con la finalidad de aprovechar los datos que se generen del servicio implementado.
Recordemos siempre que la tecnología es una herramienta para satisfacer necesidades, no un fin en sí misma. Es por ello por lo que siempre debemos preguntarnos: “¿Qué espera mi cliente a cambio de mis servicios?”. Con esto lograremos crear valor en cada decisión estratégica tomada al interior de la organización. Sea a dos, tres o cinco años, la estrategia que definamos debe tener la capacidad de adaptarse a los cambios en el mercado y al gusto o expectativas del consumidor y de estar en constante evolución.
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