Por Carlos Díaz Ojeda
General manager de DispatchTrack Latinoamérica
En un mundo donde cada minuto puede marcar la diferencia entre la salud y el riesgo, la logística en la industria farmacéutica ha dejado de ser un asunto técnico para convertirse en un tema vital. La pandemia lo dejó claro: no basta con producir medicamentos, hay que garantizar que lleguen a tiempo, en perfectas condiciones y con una trazabilidad impecable. La velocidad, seguridad y visibilidad de cada entrega pueden salvar vidas. Literalmente.
México no ha sido la excepción a esta transformación. La industria farmacéutica nacional continúa creciendo con fuerza. De acuerdo con la firma de análisis de mercado IMARC, el valor del sector en el país alcanzó los $19.8 mil millones de dólares en 2024 y se estima que llegará a $38.5 mil millones en 2033, con una tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) del 6.9% entre 2025 y 2033.
Estas cifras reflejan no solo el dinamismo del sector, sino el compromiso con la innovación y el perfeccionamiento de los sistemas de producción y entrega. México está invirtiendo en la expansión y modernización de la infraestructura del sector salud para satisfacer las crecientes demandas de su población, lo que proyecta un futuro prometedor para el mercado farmacéutico.
Prixz, un caso de éxito en logística dentro de la industria farmacéutica
El mercado farmacéutico abarca a las empresas, organizaciones y entidades que desarrollan, producen y distribuyen medicamentos de prescripción, de venta libre (OTC), vacunas y otros productos terapéuticos. En este entorno, contar con cadenas de suministro tecnológicamente avanzadas no es un lujo, sino una necesidad.
El caso de Prixz, una farmacia digital mexicana que opera 100% en línea, ilustra esta realidad. En sus inicios, su operación se gestionaba mediante comunicación telefónica y una red limitada de entregas. Sin embargo, el aumento explosivo de la demanda —especialmente durante la pandemia— cambió las reglas del juego. Pasaron de 150 a más de 1,500 entregas diarias y el teléfono dejó de ser suficiente.
Ante este crecimiento, Prixz necesitaba algo más que repartidores: requería control, trazabilidad y garantía de cumplimiento, no sólo para operar con eficiencia, sino para proteger a sus pacientes y cumplir con las estrictas normativas del sector salud. La solución llegó con herramientas tecnológicas diseñadas para la última milla: esa etapa crítica en la que se define si un producto llega, cómo llega y en qué condiciones.
Hoy, gracias a estas soluciones avanzadas, Prixz puede monitorear en tiempo real cada paso de la entrega del producto, desde la salida del almacén hasta la confirmación fotográfica de la recepción por parte del paciente. Esto no solo optimiza su eficiencia, sino que le permite garantizar algo que pocas marcas pueden prometer: la seguridad total de la cadena de suministro.
Este ejemplo demuestra que no basta con tener un buen producto: en la industria farmacéutica, la entrega de medicamentos es parte del tratamiento. Y eso exige plataformas tecnológicas que aseguren puntualidad, cumplimiento y, sobre todo, tranquilidad. Porque al final del día, no se entregan cajas, se entregan soluciones de salud.
En un contexto donde el sistema de salud pública enfrenta serios cuestionamientos, es urgente reconocer el valor que la innovación tecnológica puede aportar. Si realmente se quiere acabar con el desabasto, se necesita más transparencia, más trazabilidad y una logística moderna que no falle. El paciente no puede esperar.
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