Víctor Chávez Grupo Human

Por Víctor Chávez
Socio director de Grupo Human
Twitter: @GrupoHuman

El 2016 está por concluir y es momento de hacer un recuento de lo que sucedió durante el año. Un balance es una tarea que todas las personas deben realizar para evaluar los aciertos, pero sobre todo para poner atención en las áreas de oportunidad que se presenten y trabajar en ellas.

En una organización ese balance es absolutamente necesario y se tiene que realizar en conjunto con las áreas estratégicas, pero hay una parte que recae en el CEO de la empresa que consiste en una autoevaluación profunda y lo más objetiva posible sobre su desempeño como líder de la organización.

En ocasiones. por la misma inercia del trabajo y responsabilidades que implica dirigir una empresa, el CEO puede incurrir en acciones perjudiciales o negativas que afecten a la organización en su conjunto. Algunos de los errores que suelen cometer con mayor frecuencia los CEO’s son:

● Olvidar que la organización se compone de personas

● No reconocer los logros de los colaboradores

● Mostrar demasiada resistencia a los cambios

● Pensar que la empresa le pertenece

● No valorar ni entender a los clientes

● No respetar los acuerdos

● Restarle valor al hecho de que un CEO depende de sus colaboradores

● Ser inflexible

● Subestimar su autoridad

● No saber delegar

● Falta de comunicación

El CEO es el guía que indica el camino por donde la organización marchará. Su imagen ante los colaboradores es crucial para que todo fluya correctamente, pero al cometer alguno de estos errores todo proceso de avance y crecimiento se obstaculizará.

Durante la autoevaluación, la cual debe ser profunda, se diagnosticarán diversos problemas que aquejan a la empresa, pero de nada servirá si no se genera un plan de acción y mejora en beneficio de ésta. Por ejemplo, si un CEO no reconoce el logro de sus colaboradores, probablemente las personas se sientan menospreciadas, lo que puede generar desapego a la organización, baja productividad y mal clima laboral. Pero qué pasaría si una vez al mes el CEO de la empresa dedicara un espacio en su agenda para reconocer los logros (pequeños o grandes) de las personas, ya sea a través de alguna junta, un comunicado, en persona o por cualquier otro canal de comunicación que la organización utilice. La respuesta de los colaboradores será positiva, el reconocimiento provocará mayor compromiso y, en consecuencia, la productividad no sólo aumentará sino la calidad mejorará.

Casi siempre son pequeñas acciones las que pueden generar un cambio a favor de la organización, pero para lograrlo el CEO debe reconocer sus errores y nunca poner sus intereses personales antes que los de la empresa.

Existen otros errores que se podrían catalogar como graves, ya que no dependen totalmente de las cargas de trabajo, falta de tiempo o personalidad del CEO. Estos errores tienen que ver más con la preparación y falta de experiencia que pueden ocasionar problemas en la empresa, los más frecuentes son:

● Improvisar: Generalmente un CEO improvisa en momentos críticos cuando no hubo un trabajo de planificación y los resultados no siempre son los esperados, además de que implican costos elevados.

● No priorizar: Cuando un CEO no cuenta con la suficiente experiencia, es común que le dé mayor importancia a cada problema nuevo, olvidando cualquier situación anterior para enfocar todo el esfuerzo en esta última situación.

● Falta de claridad: No tener objetivos definidos implica mayor trabajo y esfuerzo. Si los resultados fueron favorables, no siempre se tiene la certeza de qué fue lo que funcionó.

● Nula planificación: El CEO es el encargado, junto con las áreas estratégicas, de planificar y dirigir a la organización. Cuando la imagen de él es ausente, cualquier estrategia difícilmente podrá llevarse a cabo con éxito. Existirán vacíos de liderazgo, falta de dirección, contradicciones y entorpecimientos en los procesos administrativos y productivos de la organización.

En ocasiones estos errores se pueden superar cuando se detectan a tiempo y el CEO tiene la disposición de corregirlos, ya sea al tomar alguna capacitación o curso sobre los temas en los que se sienta menos preparado, o bien, apoyándose en aquellos colaboradores cuya experiencia le permitan crecer y subsanar aquellas deficiencias que ocasionen los errores en su trabajo.

El último mes del año siempre es un buen momento para realizar esta autoevaluación que no es sino un mapeo de lo que se hizo bien y de las áreas para mejorar. Por eso, es importante que lo practiquen no sólo los CEO’s de las empresas, sino también los jefes, gerentes y directores de área, ya que de esa forma se logrará una visión integral y se podrá actuar en consecuencia.

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