Mike Convey

Por Mike Convey
Director de Convey Publicidad

Nada peor que el castigo social. Desde que el hombre vive en sociedad, ha tenido que comportarse de acuerdo con las normas de los “demás”, de lo contrario sufre el señalamiento y rechazo del grupo. Ejemplos hay cientos: ¿Alguien vio o leyó la Letra Escarlata? ¿Han oído de la Santa Inquisición, el bullying, etcétera?

Se dice que en la medida que tienes información eres más poderoso, de ahí la importancia de las redes sociales y el mundo digital. Lo que antes tardaba un mes o una semana ahora llega en segundos, el problema es que tenemos tanta que es muy difícil poderla comprobar.

Se han hecho grandes esfuerzos a nivel político, pero a nivel social seguimos siendo fanáticos del amarillismo, de la quema de brujas, somos tan primitivos como hace doscientos años, sólo que ahora somos digitales, lo que nos convierte en jaurías incontenibles.

Apenas a finales de 2019, me tocó ver de cerca el ataque social que se hacía a la cantante Camila Cabello, a quien se le acusaba de ser racista por comentarios hechos hace siete años, likes que dio en un ambiente inmaduro; cuando lo hizo seguramente quería comportarse como los “demás”, ahora que creció y se volvió famosa es fácil lanzar acusaciones por medio de perfiles falsos para generar el odio social.

Gente que apareció en un meme hoy sufre el señalamiento social. Cualquier hijo de vecino puede dañar a quien quiera sin mucho esfuerzo y no hablo de fotos sexuales, hablo simplemente de señalamiento social.

Con las marcas es lo mismo. En 2018 salió una nota donde se acusaba a una atunera de tener mucha soya en sus latas, la gente saltó escandalizada cuando ni siquiera sabía si la soya era mala. Toda la vida he escuchado que si pones clavos en una Coca-Cola se deshacen, ya hay quien hizo el intento y fue fallido. Los patrocinios llegan y se van gracias a las noticias privadas de jugadores, actores o cantantes.

¿Qué necesitamos hacer? Los productores de contenidos (artistas, conductores, deportistas y marcas) entender que la competencia puede hacernos daño, por lo cual deben cuidar cada palabra, publicación o foto. Para los mortales que estamos en redes sociales, estamos obligados a verificar las noticias y contextualizarlas, saber por qué, dónde, cuándo y cómo sucedieron las cosas.

Si me quieren creer, está bien; si no, pueden buscar, analizar y comprobar todo lo que haya dicho. Eso nos hará bien a todos.

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