capital de trabajo y capital intelectual

Por Claudio Kandel
Director de DiSí Operaciones

Existen muchos detalles que requieren atención constante cuando un negocio está funcionando. En especial si es una pequeña o mediana empresa que tiene poco tiempo en el mercado, pensar estratégicamente cómo hacerla redituable es prioritario. Por esta razón, es importante que los empresarios tengan en cuenta que existen dos elementos que son fundamentales para que una Pyme pueda prosperar y crecer: el capital de trabajo y el capital intelectual.

El capital de trabajo se define como la cantidad de recursos materiales, económicos y humanos con los que cuenta una empresa para operar con fluidez y cumplir su misión, visión y objetivos. La óptima administración del capital de trabajo implica una planeación financiera y también del flujo de efectivo, con su correspondiente implementación. La meta es lograr que las finanzas sean saludables, que todos los compromisos financieros se cumplan, producir utilidades y aprovechar oportunidades para el crecimiento.

El capital de trabajo es indicativo de que la empresa avanza por el camino correcto y, si no es así, también evidencia cuáles son los ajustes que es necesario aplicar. En muchos sentidos, puede decirse que un sólido capital de trabajo es sinónimo de éxito. Sin embargo, este elemento sólo es la mitad de la ecuación. La otra mitad es el capital intelectual.

Por su parte, el capital intelectual es el conjunto de conocimientos y habilidades que aporta el equipo humano para que los objetivos de la compañía se cumplan. Si bien es cierto que se trata de un activo intangible, es lo que define la “personalidad” de un negocio, su manera particular de hacer las cosas y el elemento distintivo que le permite destacar en su mercado.

Equilibrio entre capital intelectual y capital de trabajo es fundamental para tener éxito

El equilibrio entre estos dos elementos es esencial porque son interdependientes: un excelente capital de trabajo exige un excelente capital intelectual. Lo opuesto también es cierto: de nada sirve un capital intelectual de alto nivel si no cuenta con las herramientas que requiere para transformar todo su valor en utilidades.

Vale la pena insistir en la importancia de los procesos de reclutamiento, selección y capacitación de los colaboradores de una empresa. El personal debe tener las habilidades necesarias para desempeñar su función. Además, una de las responsabilidades del líder es desarrollar estas habilidades con el fin de que el capital intelectual de la compañía también se incremente.

Como podemos ver, la fórmula del éxito empresarial es el balance efectivo entre capital de trabajo y capital intelectual, donde el crecimiento de uno impulse el natural crecimiento del otro. Estos son los dos pilares de una compañía, indispensables para definir su rumbo.

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