Ciudad de México.- El corazón es considerado el órgano más importante del cuerpo humano y a menudo se asocia con sentimientos como el amor. Sin embargo, también es el protagonista en situaciones dramáticas, pues los padecimientos que lo afectan son la principal causa de decesos en México.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), durante 2022 se registraron en nuestro país alrededor de 200 mil fallecimientos relacionados con afecciones del corazón, las cuales prevalecieron en los grupos de 25 a 54 años (si solamente se consideran asuntos atribuibles a la salud) y de 65 años en adelante.
“Entre las principales enfermedades del sistema cardiovascular podemos mencionar a la cardiopatía isquémica y la hipertensión, especialmente en la población geriátrica, aunque, en algunos casos, también entran en juego la genética y el entorno biopsicosocial”, explicó el Dr. Alejandro Estanes Hernández, jefe del departamento de chequeos de Laboratorio Médico del Chopo.
Uno de los varios factores que favorecen este tipo de problemas es el cambio en el sistema eléctrico del corazón relacionado con la edad, lo cual puede detonar arritmias, es decir, latidos cardíacos rápidos, lentos o irregulares. “Esto se manifiesta, por ejemplo, con lipotimias, que es la pérdida breve del conocimiento debido a una disminución del flujo sanguíneo del cerebro”, apuntó.
Pruebas médicas que existen para detectar alguna anomalía en el funcionamiento del corazón
Además de los desmayos, es necesario estar atentos a síntomas como dolor en el pecho y falta de aire para solicitar atención médica inmediata. Y es que, tal como ocurre con otras patologías, en las primeras etapas del padecimiento es posible que no haya señales o que sean apenas notorias.
Para ello, existen herramientas que pueden contribuir a un diagnóstico y tratamiento oportunos. Por ejemplo:
1. Monitoreo Holter: Registra el ritmo del corazón las 24 horas mientras el paciente efectúa sus actividades cotidianas. Este reporte permite evaluar palpitaciones anormales y detectar problemas del ritmo cardíaco.
2. Medición del péptido natriurético tipo B: Analizar los niveles de esta sustancia ayuda a predecir el desarrollo de la enfermedad cardíaca e incluso a mejorar su tratamiento.
3. Ecocardiograma: Se recurre a este estudio para hacer una revisión anatómica y visualizar la estructura del corazón.
4. Perfil de lípidos en suero: Este examen de sangre contribuye a estimar el riesgo de presentar un mal cardíaco o uno metabólico, pues arroja los niveles de colesterol y de triglicéridos.
5. Pruebas de coagulación: Son ideales si se requiere determinar el tiempo que tarda el plasma en coagular la sangre. Es común solicitarlas a quienes tienen complicaciones cardíacas o de coagulación.
En cualquier caso, el paciente debe consultar con su médico tratante sobre cuál es el estudio que requiere. “No obstante, en estos casos, la biometría hemática y el perfil bioquímico suelen conformar la primera línea de estudios de prevención”, precisó el especialista.
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