Por Marily Martínez Trujillo
Gerente de comunicación y marketing de Software SICOSS
Desde mediados de octubre, la Ciudad de México y el Estado de México anunciaron el cambio a semáforo verde que ahora predomina en toda la República Mexicana. Poco a poco, aunque siguiendo recomendaciones como el uso de cubrebocas, podemos empezar a retomar muchas de las actividades que el COVID-19 no nos había permitido hacer desde marzo del año pasado.
En ese sentido y para evitar la movilidad, la pandemia aceleró la transición al teletrabajo o “home office”, gracias al cual muchas organizaciones pudieron continuar operando y cuidando la salud de su personal al mismo tiempo.
Sin embargo, de cara al 2022 y las noticias sobre una posible cuarta ola de contagios, ahora la disyuntiva radica en continuar con esa modalidad o regresar a la antigua rutina que implica dedicar de dos a tres horas diarias tan sólo en traslados, lo que, además de estresante, resulta para muchas personas improductivo y una afectación a su bolsillo y calidad de vida.
Empresas deben tomar lo mejor de ambos mundos para seguir operando
La tercera vía, ya vigente en muchas empresas, es desarrollar un modelo que combine lo mejor de ambos mundos, pero no podemos ignorar que la cultura empresarial mexicana tiene costumbres muy arraigadas, algunas de ellas no muy buenas, como la imperante necesidad de ver físicamente a una persona en su oficina o centro de trabajo para asegurar que efectivamente está cumpliendo con la tarea que le asignaron. Y solamente una pandemia pudo cambiar esta mentalidad, al menos por un tiempo.
El teletrabajo ha demostrado ser un modelo funcional gracias a que ahora la tecnología lo permite y durante la cuarentena demostró su eficacia. El siguiente paso para muchas organizaciones es integrar esta dinámica en su cultura organizacional, porque si bien ofrece muchos beneficios, todavía tiene áreas de oportunidad.
Pero el avance es notable, ya que una gran cantidad de empresas pudieron comprobar que ahora cuentan con muchas herramientas a su alcance, por lo que ya pueden dejar de actuar como si estuvieran congeladas en el tiempo y empezar a desarrollar modelos flexibles y nuevas relaciones de confianza con su talento.
Disposición a co-crear con el talento generacional de la empresa
Dicho lo anterior, antes de tomar una decisión definitiva post-pandemia, es buen momento para preguntarles a los colaboradores qué opinan al respecto y co-crear la forma más conveniente para operar en adelante. Recordemos que una buena cultura organizacional ayuda a atraer y retener al mejor talento.
Este momento de crisis puede representar una gran oportunidad para replantear la cultura organizacional que permitirá a las empresas mexicanas triunfar en esta coyuntura y en el futuro, sin importar su tamaño.
Y de cara a la planeación de 2022, pueden aprovechar para preguntar a su talento cómo se ha sentido durante todo este periodo de distanciamiento social provocado por la pandemia y recabar su opinión sobre qué medidas mantendría, cuáles cambiaría y qué otras ideas propone.
Este ejercicio puede resultar de gran valía, sobre todo entre el talento más joven, los famosos millennials y centennials, que se caracterizan por la necesidad de sentirse escuchados y valorados para dar su máximo potencial, además de alinear su trabajo a una causa o un propósito en línea con sus valores.
Por todo ello, la pandemia puede significar una gran oportunidad para cambiar la tradicional cultura empresarial mexicana hacia una basada en la innovación, el propósito y la gente, una fórmula que ha demostrado siempre tener éxito para ayudar a crecer a cualquier negocio.
¿Cambiará la pandemia a la cultura empresarial mexicana? Dependerá de nosotros decidir si regresamos al pasado o avanzamos al futuro.
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